viernes, 2 de diciembre de 2022

El blog que nunca muere

Llevo dos años sin escribir en este blog porque ya no tiene sentido, pertenece a una época lejana de cosas que ya no existen. Por eso escribo hoy, por lo que ya no existe. 

La culpa es de Instagram. He visto una publicación que inmediatamente me ha recordado a un texto que leí hace años en un post. Me acordaba de algunas palabras y he intentado volver a encontrarlo pero no había manera, han pasado años y ya lo habrán borrado. Pero tenía muchas ganas de leerlo y he pensado a quién se lo pude haber enviado en su momento. Obviamente a la persona con la que hablaba constantemente y a la que le enviaba cualquier chorrada que veía.

Es gracioso porque he entrado en una función de favoritos que te enseña los perfiles que más te interesan. ¿Por qué sale ahí una persona con la que hace años que no tengo contacto? De repente me han entrado muchas ganas de llorar, pero no he parado ahí. En mi empeño por encontrar ese texto me he metido en los mensajes de Instagram y aunque no había gran cosa, estaba la dinámica en la que éramos amigos, en la que me pasaba tatuajes de pizza y fotos de culos, en la que era la primera persona para lo bueno y para lo malo. Más ganas de llorar.

No puedo evitar preguntarme si alguna vez pensarás en mí con nostalgia, como pienso yo en ti. O si tal vez no soy más que un recuerdo lejano. Todo ha cambiado. Tú ya no sabes donde vivo yo, ni yo donde vives tú, ni estamos a 5 minutos de distancia. 

Te echo de menos y no en un sentido romántico, echo de menos nuestra rutina, simplemente ser amigos cuando la vida era más fácil y no lo sabíamos. Sé que estar lejos de mí era lo mejor para ti, además de ser lo que me merecía. Me gustaría escribirte, invitarte a un café y decirte cuanto lo siento por todo, pero no sabría ni por donde empezar. No sería lo mismo.

Así que me limito a escribir en este blog, para decirte, aunque nunca lo vayas a saber, que todavía tengo la libreta que me regalaste, en la habitación desde la que solía escribirte. Que cuando me encuentro abriendo ese cajón a solas leo las palabras que me dejaste y se me remueve todo por dentro.


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