Salir en Halloween es un poco como salir en fin de año. Tienes la presión de encontrar un plan que la mayoría de las veces acaba fracasando o siendo igual que cualquier otra quedada. Existe la esperanza de motivarse con un disfraz chulo y que te de un poco igual lo que se haga, aunque luego te ves ahí plantada con cinco kilos de maquillaje que te pica o con un disfraz que es todo un despliegue de cosas que molestan, se caen o dan frío. A veces también ocurre que tus amigos se van cada uno por un lado y te quedas más sola que la una, o incluso que tu presencia es rechazada abiertamente.
Este año no he hecho nada, aunque me habría gustado salir un poco y relacionarme con gente, pero no se puede querer todo. Tampoco ha sido el fin del mundo, pero no puedo evitar pensar en una realidad paralela en la que las cosas fueran de otra manera.
Creo que me molesta estar tan dividida en sitios y la gente que no es capaz de decir las cosas que piensa.
Al menos hoy he tenido algo terrorífico: un accidente de tráfico.
miércoles, 1 de noviembre de 2017
Halloween
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