Que más dará quién me cuide, o quién me haga el amor, o quién no conteste a mis mensajes. Todo da igual, al final. Si cae la noche y me siento sola nada de eso importa. Porque en ese momento solo necesito a alguien a mi lado, alguien que lo entienda de verdad, que comprenda lo que significa no encontrar un lugar en este maldito mundo, una persona que se sienta perdida, cómo yo. En realidad solo buscamos dejar de ser unos incomprendidos. Es un privilegio estar cerca de alguien a quién poder contarle tus miedos, sin miedo.
Por desgracia esas personas especiales aparecen solo unas pocas veces en la vida y, generalmente, se marchan. Cuando se van las echo de menos, pero son personas complejas, que tienen que volar, al igual que yo despego tantas otras veces de tantos otros sitios. Y, ¿quién necesita a alguien para sentirse bien? yo no. Aunque dan calor cuando hace mucho frío y acarician mi espalda cuando solo me apetece llorar, y eso.
Y no me quejo, que conste. Normalmente saco a esas personas de mi vida, por seguridad. Estoy bien así.
No hay comentarios:
Publicar un comentario