miércoles, 13 de febrero de 2013

Bois colombes.

Aquella pregunta calló sobre mi cabeza como toda una montaña, como una avalancha, como mil millones de kilogramos del material más pesado de este mundo. 

"¿Qué quieres?"

Y en realidad no estoy haciendo lo que quiero hacer. No quiero vivir aquí, no quiero vivir en ninguna parte y en todas. ¿Acaso no me enseñaron ellos a rebelarme contra lo que no me gusta? Pues esto no me gusta. No quiero vivir con la presión de almacenar cosas en mi cabeza para luego soltarlas, cosas que olvidaré a los pocos meses. No quiero decir que no quiera aprender, quiero aprender por voluntad propia, no por obligación, quiero aprender lo que verdaderamente me guste. ¿Y qué si mi forma de aprender consiste en leer libros sin parar? Pero aquí, si no pasas por su sistema, poco tienes que hacer. No me importaría que me mirasen mal, que me echasen en cara que me he desviado, que no he hecho lo correcto. Tendría suficiente con irme lejos y saber que sí estoy haciendo lo correcto, porque lo correcto para mí es aquello que me hace feliz. Pero el problema es que no puedes llegar muy lejos si no pasas por esto primero, al menos así lo pintan. Odio soñar todas las noches con aquello que quiero y no puedo tener. Se supone que esto acabará y podré ser libre al fin, pero la vida pasa y las cosas cambian. Y si pierdo lo que tengo nunca me perdonaré haber desaprovechado la oportunidad de ser completamente feliz. Tampoco pido tanto, solamente tres cosas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario