miércoles, 10 de octubre de 2012

Señoras y señores, el amor de mi vida:

Éramos unos microbios, todo lo pequeñas que podíamos ser, así que no me acuerdo muy bien. Pero si me preguntan por la primera vez que me enamoré diré que fue de una chica y a los tres años (fíjate, tan chica y tan lesbiana ya.) A partir de ahí nueve años de ''mamá quiero tener el pelo como Lucía", de jugar a las espadas, a las brujas, a Cleopatra... También de peleas por una reina que resultó no ser la reina, de planes de matar al rey, de ''ponte conmigo en el autobús'', de ''Lucía, admite que te gusta Jesús", de tazos, de imanes de las Witch, de comer juntas los martes, de contar el precio de las cosas en juegos de ordenador... 

Hasta que llegó aquel fatídico día de ''me cambio de colegio''. Madre mía, si alguien se ve capaz, que me diga cuantos litros perdí en lágrimas. Total que después de nueve años, nueve meses al año, cuatro semanas al mes, cinco días a la semana y cinco horas al día, se acabó lo que se daba. 

El tiempo pasó y pasó hasta que un día tocó celebrar la tradición de mi cumpleaños, pero ya no eramos las mismas y nuestra amistad no era la de toda la vida. Ea, otra historia que acaba mal. JAJAJAJA NO. El tiempo siguió pasando y pasando hasta que otro día nos dio por volver a juntarnos. Y desde ese día todo fue paz y amor, tirar una de la otra, sincronizarnos en nuestros fracasos amorosos y ser muy felices a lo nuestro. ¿Fin? Que nooooo, que el tiempo pasó y pasó una vez más. Fíjense ustedes en dos frases que escribió la susodicha en su carta de despedida:

1. "Y para la carrera nos ponemos de acuerdo y vamos a la misma universidad... "

2. "Pásatelo muy bien, y si no te lo pasas bien consuélate pensando que volveremos a estar juntas en alguna universidad o trabajo"

Cosas de niñas... No, claro que no llegamos a coincidir en ninguna universidad ni trabajo, nos ocurrió algo aun mejor, coincidimos en el colegio Juan de Mairena de  tortura y violación. 

Y aquí acaba la historia, al menos hasta que nos llegue el momento en un avión Italia-Sevilla.

Así que todo aquel que tenga algo en su contra, que se lo guarde para sí mismo, porque si no sufrirá la ira de Celia Miló de Gregorio Campojó. 

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