lunes, 29 de octubre de 2012

PARÍS

Echo de menos París, que es como estar en casa. Echo de menos despertarme en esa cama enorme, el pan con mantequilla por las mañanas. La indecisión al elegir la ropa, el enorme ventanal, las costumbres, a Lila y Filou. Echo de menos pasear por las calles, los helados, el cúmulo de tickets de metro en mis bolsillos y correr por los andenes fuera la hora que fuera. Lo que empezamos a crear allí, las risas, la complicidad, los códigos. Y es que París tiene sobre mí un efecto distinto cada vez que voy, pero siempre me da lo que necesito, como aquella vez que me arregló el corazón.

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