Este es el momento de coger aire, apretar los dientes, remangarse la camiseta y ponerse las manos en la cintura. Mañana será el comienzo del principio, con montañas de trabajo y bolígrafos enteros gastados. Pronto se me echarán encima los madrugones, las seis horas y media de encarcelamiento y otras desgracias. A lo lejos se ve un pequeño descanso cubierto de lunares.
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