domingo, 25 de noviembre de 2012

Necesitaba aclararlo.

Quizás sea verdad, quizás mi positivismo sea tan solo fruto de una vida feliz, una vida en la que jamás han ocurrido cosas malas, al menos no tan malas como las de los demás. Igual debería dejar de pensar que no todo es tan dramático y compadecerme del mundo por entero por vivir en un lugar tan horrible y desesperanzador. Quizás tenga que ser como ellos, que solo ven lo mal que van las cosas y no se fijan en los pequeños detalles que están cambiando a mejor. Esto no quiere decir que no sea consciente de que pasan cosas malas, soy tan consciente como el resto de la gente. Pero creo que el mundo necesita más sonrisas, más gente que confíe en que las cosas van a cambiar y que luche por ello en lugar de lamentarse.

Hace un par de años estuve hablando con varios hombres que trabajaban vendiendo pañuelos en los semáforos. Todos tenían alguna carrera universitaria y estaban allí, pasando frío para ganar una mísera cantidad de dinero. Todos sonreían. Al preguntarles todos decían que tenían la esperanza de encontrar un trabajo relacionado con sus estudios y poder enviar dinero a sus familias, ninguno se quejaba del trabajo que tenía, lo veían como una etapa más de su vida pero en absoluto negativa y volvían cada mañana con una sonrisa a su labor. Estoy segura de que esas personas que llegaron aquí en una patera, escondidos en un camión o de cualquier otra forma clandestina, esas personas que no saben si volverán a ver a sus hijos, a sus mujeres, a sus hermanos o a sus amigos lo han pasado mucho peor que vosotros y han vivido muchas más desgracias. Pero ellos son felices por el simple hecho de tener una oportunidad de vivir y hacer felices a los suyos. Tienen ese espíritu de autosuperación y ese afán por seguir peleando del que muchos deberíamos de aprender.

Así que os pido que no pongais más excusas y de verdad os esforceis por ser felices, aunque cueste un par de lágrimas.

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