domingo, 21 de octubre de 2012

Como siguen las cosas que no tienen mucho sentido.

Sabía que era cuestión de tiempo que alguien sacara el tema, aun así me pilló por sorpresa.

-Ven con nosotros, por favor.- me pidió ella.

"No puedes pedirme eso, no después de lo que perdí la última vez. Me fui, dejé los días de dulces besos bajo la falsa promesa de que seguirían allí a mi regreso, pero el mundo no se para porque yo me vaya.
"La verdad, tengo miedo de que la cosa se enfríe; no por mi parte, por la suya" me dijo ella, que estaba tan enamorada como yo. Le respondí que a mi también me asustaba eso, pero no era verdad. No era capaz de imaginar que eso pudiera ocurrirnos a nosotros dos, que nos comíamos el mundo, que nos comíamos el uno al otro. Así que la vida siguió, se sucedieron los días y cada noche le escribí algo en mi cuaderno. No puedo negar que un día tuve dudas, pero me bastó escuchar una de las canciones que me traían su imagen para darme cuenta de cuanto lo echaba de menos. Aún recuerdo estar nerviosa mientras caminaba hacia aquel banco, preguntándome si realmente las cosas seguirían siendo como antes, también recuerdo ser enormemente feliz al comprobar que lo eran. Entonces tuve que marcharme por segunda vez, tan solo por unos días. Pero cuando regresé, el mundo por entero había cambiado. Intenté pensar que todo iba bien, pero no era así, yo lo sabía. Así que perdí a lo único que me había importado realmente durante ese verano. Y aunque intente recuperar lo perdido, aunque por una casualidad lo consiguiera, ese tiempo no me lo vas a poder devolver.
Es por eso por lo que no puedes pedirme que te acompañe, por eso y porque tendrías que verme llorar todos y cada uno de los días de ese mes."

-No voy a ir.- respondí simplemente.

-¿Y que vas a hacer tanto tiempo sola?

-He dicho que no y es que no.

No hay comentarios:

Publicar un comentario