Tengo miedo, mucho miedo. Que triste que amar te lleve a temer ¿verdad? Pero me muero de miedo. Miedo a otro año y pico intentando aplastar lo que siento, miedo a los besos vacíos, a que se apague mi alegría. Tengo miedo a las noches amargas, a los mares de lágrimas. Me da muchísimo miedo tener que andar buscando segundas intenciones, miedo a tener que inventar que me dirás "vuelve" porque la realidad es demasiado horrible. Miedo a no ser tu niña nunca más, miedo a no tener más besos de saludo, de despedida, de buenos días ni de buenas noches, besos de porque sí y de "¿por qué no?". Miedo a tener que reinventar mi vida entera, miedo a todo lo que ya no puedo hacer contigo. Y con el miedo ya he tratado miles de veces, pero éste es distinto, se esconde en todas partes, se esconde en cada palabra y en cada gesto, en la más inocente de las sonrisas. Es por eso que podéis ver como me deprimo, como se me pierde la mirada sin motivo aparente, sin causa alguna. Porque mire donde mire se me encoge el corazón.
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