martes, 14 de agosto de 2012

Y no me queda otra que hacerle caso.

Creo que cada cosa tiene un número concreto de lágrimas, unas lágrimas que tienes que llorar sí o sí. Si no las lloras se te clavan en el alma, se infectan y te corrompen. Por eso me gusta llorarlas todas de un tirón. Lo paso mal, me salen quemaduras en los ojos. Pero cuando las he llorado todas mi cerebro dice:  Vale, está bien, ya he visto lo bien que sabes llorar. Ahora sal ahí y lucha por las cosas si realmente las quieres, aunque estés triste, aunque ya no le veas sentido, porque si no peleas no conseguirás nada.

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