El verano ha llegado a su mitad. Un verano que comenzó ardiente, con mucha felicidad y muchos besos. En el que viví muchas aventuras, en el que disfruté durante el día y deseé estar contigo cada noche. Y cuando volví, cuando te tenía conmigo decidiste que te ibas. Ahora los días de verano se me antojan amargos. Llenos de cariño por la gente a la que no le gusta verme llorar, pero amargos al fin y al cabo. No sé cómo acabará este verano, no sé que voy a encontrar en mi camino ni a quien. Solo sé lo que la vida me ha enseñado, que no es poco.
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