Quizás las cosas estén a punto de cambiar. Quizá esta sea la última lluvia de abril y el buen tiempo decida aparecer. El invierno me mata, me agota y me deja indefensa, pero el verano, como siempre he dicho, lo cura todo. Sin duda me muero por llevar piernas y brazos al aire, por mis duchas de agua helada y por las noches fuera. Soy plenamente consciente de que todo eso tardará en llegar, pero no quita que lo desee fervientemente.
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