sábado, 24 de diciembre de 2011

No lo busquéis, no existe.

Caminaba entre aquella extraordinaria niebla, en aquel perfecto escenario propio  del romanticismo. Pensaba en aquella película de amor en la que al final todo salía bien, era tan falsa. Quizás la odiaba por eso, porque sus finales nunca habían sido felices.
Recordó su promesa, no debía enamorarse hasta febrero. Sería fácil cumplirla, no se le daba bien el amor. Querría haberse quedado encerrada en aquella preciosa niebla toda la noche.

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