-¿Por qué estás sola? ¿necesitas compañía?
''Sí'' habría respondido ella si aquel muchacho no hubiese llevado tanto alcohol en sangre. En aquel momento, si su hubiera encontrado a algún conocido se habría lanzado a llorar en sus brazos, incluso sopesó la idea de hacerlo con un desconocido. Pero ella no tenía derecho a que nadie la abrazara o consolara, ella sabía de sobra que aquello podía pasar, ella sola se había metido en ese lío y nadie más tenía la culpa. Empezó a idear que iba a hacer para descubrir si él sentía algo bajo su caparazón, maneras de sonsacarle un pequeño retazo de verdad, dispuesta a seguir luchando.
-Las caras bonitas no deben estar tristes y solas.
¿Había pronunciado aquel borracho aquellas palabras? ¿o solo había sido la imaginación, su subconsciente harto y herido?
Dicen que solo los niños y los borrachos dicen la verdad. En aquel momento a la muchacha le pareció una verdad como un templo. Ni las caras bonitas ni las feas tenían derecho a estar solas y tristes en medio de la oscuridad una noche de sábado, a aguantar los comentarios e invitaciones de algunos por un tipo egoísta, cobarde y orgulloso. Sí, estaba tirando a aquella agua contaminada muchas oportunidades con el que según algunas era ''el amor de su vida por el momento''. Pero ya no sabía en que creer así que por una vez iba a esperar, esperar a que el fuese a por ella si se atrevía y como sabía que él no iría dio por hecho que ya no le importaba, que ya poco o nada sería lo que sentía por ella.
No hay comentarios:
Publicar un comentario