sábado, 3 de septiembre de 2011

Uno no sabe que decir cuando se queda sin palabras

Hoy me dan exactamente igual los problemas de siempre, hoy solo puedo estar eufórica. ¿Por qué? Simplemente hoy soy del todo feliz. ¿Por una persona muy especial? No, ni hablar. Las personas especiales, junto con las palabras, se las lleva el viento. Hoy la razón de mi felicidad será tomada por algunos como infantil y tonta, pero es mi razón. Hoy he visto la película más superhipermegafantástica de todos los tiempos, planetas y dimensiones. Una película a la que uno entra con miedo porque claro, ¿cómo van a superar a la serie? Pero sí, podían hacerlo. Una película en la que cada vez que se revela algo sobre un personaje estás tan emocionada que crees que eres la única en el mundo que lo sabe. Una de esas películas en las que no puedes permitirte parpadear. De las que te quedas en la sala hasta que se va todo el mundo y cuando al fin sales te descubres chillando como una histérica. Una película con la que te cuestionas si de verdad el sexo será mejor que verla. Una de esas que te marcan la vida y te provocan esa clase de sentimientos que solo puedes entender si eres una friki de Phineas y Ferb.





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