Seguí caminando sola hasta mi casa, y pensé, pensé muchísimo.
Pensé en unos y en otros y me di cuenta que ninguno estaría nunca a mi alcance , en realidad, de todo el universo, yo tenía preferencia por dos, el chico perro y el chico gato.
El chico perro, como lo llamaba yo, era fantástico, cada día me sacaba la primera sonrisa de la mañana, de la tarde y de la noche. Él me daba calor con sus abrazos, cuando lo veía le regalaba mi sonrisa más sincera, la mas calurosa de todas, siempre tenía la certeza de que él estaría ahí.
El chico gato era muy distinto al chico perro, al él solo lo veía a veces de pasada, pero al verlo a lo lejos se me paraba el corazón y todo lo demás estaba borroso, era solo él. A veces le lanzaba miradas, a veces coincidíamos en un pasillo, a veces me miraba, pero siempre, siempre, siempre lo quería.
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